Tribuna libre para Christophe Gaillet, peluquero excepcional

Christophe Gaillet es este peluquero de Biarritz que viaje en el mundo entero para compartir su pasión con otros profesionales.

Conocido por sus obras de arte que han logrado la unanimidad durante shows prestigiosos para l’Oréal Professionnel o la Haute Coiffure Française, Livecoiffure quise saber más sobre la elaboración de sus creaciones y su último trofeo recibido en Bolonia el fin de semana pasado.

Sí, tengo mi ritual, mi process. Puedo decir que actuó en tres tiempos. Al principio, necesito imágenes, ideas. Por eso, creo que no soy un creador porque transformo lo que existe. Estas búsquedas se hacen vía internet, las revistas, las obras de arte. Soy un fan de Dalí, Magritte. Me gusta mucho el surrealismo, la transformación, la evocación. Lo que trabajo: el cabello. La segunda etapa está dedicada a trabajar la forma, la textura y el color. Sorprendentemente, termino con el dibujo en blanco y negro. Mi última etapa del process es la reflexión técnica. Que recogido, que soporte todas estas cosas que tienes que controlar para no pensar demasiado entre bastidores porque tengo un tiempo muy limitado para prepararme. Me dejo 20 a 30 % como parte desconocida para el show. Es el tiempo de la emoción, de la debilidad. Este lado débil muestra la realidad del trabajo. Mi lema: cada peinado cuenta una historia…

Hoy mi libertad es la transmisión, el intercambio. Me encanta estos momentos de intercambio porque ¡ tengo un necesito intrínseco de evolucionar en una tribu ! Y tengo suerte porque me muevo a todos los continentes, un real enriquecimiento de descubrir culturas diferentes. Es mi nueva misión. Doy y me dan cien veces más cosas. Nuestro denominador común, la pasión. Y no olvidamos también que antes del arte, hay el control de la técnica. No se puede evolucionar en esta profesión – y las otras – sin apoyarse sobre el conocimiento del patrimonio técnico e histórico.

¡ La superación de si-mismo ! Necesito demostrarme siempre que puedo sobrepasar una y otra vez mis límites. Y este trofeo dado por la Asociación Internacional Presse Professionnelle Coiffure en el Cosmoprof en Bolonia es realmente un orgullo para mí. Un valor añadido. Para explicar mejor lo que siento, voy a tomar el ejemplo de un alpinista, sube en la cumbre del Mont Blanc y una vez llegado, solo, grita de alegría porque lo ha conseguido, pero nadie lo puede escuchar… salvo el-mismo.